lunes, 31 de octubre de 2011

Kali




Una única estrella en la noche,
una llena de rasguños en espiral.
Todas las noches la misma estrella sangrante,
defendiendo su disfraz.

Todas las noches la misma costumbre de querer arder,
de temblar, de astillarse los dedos al desprenderse
la carne de la oscuridad. De escarbar en las ilusiones y llenarse de manojos de luz
Bajo las uñas.

La estrella cada vez más negligente va creciendo como una piedra.
Y yo quiero que colapse, que se vuelva transparente e incolora,
Que entierre su cabeza en el silencio
Y me deje de susurrar que nunca ha conocido el mar.

Que deje de gritar que si bebo de sus arterias,
dejaré de ahogar


a la mujeres que veo en el espejo.

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