lunes, 31 de mayo de 2010

Dentro de ti


Besarte las sienes que palpitan aun ardientes por el vino, porque eres hermosa, aunque eso a nadie le importe. Masticar una a una las palabras y las mentiras, aunque no las midas o adivines. Hacerte cosquillas con la cabeza inclinada y dibujarte estrellas en la espalda, estrangularte con los pies descalzos.

Verifico en ocasiones el encontrarme en una cama, y no en una barca dirigiéndose hacia un lejano abismo donde atamos nuestros zapatos con las cuerdas de un arpa de azúcar y nos enjabonamos con sentimientos asépticos para no resbalar en las promesas que asustan. La cama, las sabanas, cuando hace frio, son nuestra única ley, un gobierno cuya democracia es la penalización de los abrazos cuando no crean pactos, cuando no inmolan a los secretos ,cuando tu pecho roza el mío, y agujereamos nuestras vidas con las caricias, las que rociamos como si fuesen diminutos mordiscos a nuestras gargantas mientras suspiran.

Tu boca imponiendo su lenguaje hambriento, la economía del placer solo si nos consumimos en él y dejamos que la piel sean los ojos que sudan al hallarse, al quererse. En el interior de esta sabana, nos declaramos la guerra, una orgia de infantes anestesiados, un dolor como soldado de plomo marchando hacia el silencio cuando tú y yo, soñamos, nos saludamos, lamemos nuestros átomos calientes. La sabana se mancha con el cuerpo que decimos amar, y nos falta voluntad, porque no podemos separarnos, aunque ya no flotemos, porque lo único que hacemos es escondernos en el abrazo, fuimos estafadas al buscar un amante, que no solo fuese lo que perdimos, si no lo que creamos haciendo ensayos con el principio y el fin, nuestra cama como el único pedazo de tierra que divisamos desde el aire, desde el agua, desde que nos perdonamos por no haber llegado inocentes, a nuestro primer encuentro, en esta cama, en el abismo.

jueves, 20 de mayo de 2010

Instrumentos de masturbación (Ofelia)



Es cierto, no tenemos nada en común, excepto las ganas de materializar al poema, de volverlo esquizofrénico, un sujeto que se apropia del horror, del caos, del cuerpo colectivo, del cuerpo desviado, porque el poema es ante todo flemático, colérico, un atleta que lucha por llegar a la meta de nuestros trastornos y las decisiones que no podemos tomar, sin hacer uso del goce infame de darle duración a los agujeros por donde penetran los muertos, nuestros niños y su mejilla de cadáver, las palabras de quiero, dame, tengo ganas de ir al baño mami. Pero mami no está y la necesidad de descubrir es persistente, el niño juega a crearse historias y viceversa que las historias de fantasmas lo creen a él. Es reciproco, por que los fantasmas se someten a la deuda que el niño, Edipo tiene con Dios, con la herida. Y es ahí cuando el niño se vuelve constante en el masoquismo, en el traspasar al poema con hechos, y lo acaricia, lo quema en su entrepierna, le reagrupa y es entonces cuando le acerca a mi punto g, si es que existe, yo le llamaría el punto K por Kafka. Es entonces en la vigilia cuando el poema es una maquina torturadora, cuya misión es engarzarse a mi útero y con crueldad provocar el aborto de toda sensación, el niño me dice Elisa deja que tu vientre sea mi cementerio donde el viento no sopla, donde mis pies no tiemblan. Porque el niño es el poema.

Ofelia es inmaterial porque es de agua, porque su lógica es de un mundo donde la felicidad no es destino, porque en el agua no existe el más allá, el poema no la afecta, le utiliza como instrumento de masturbación, que es para ella un ojo, un órgano más de su cuerpo, un último texto, un sutil gemido celeste.

Para Elisa en cambio el poema era un sabio desconocido, que dominaba lo que no es, y con sus metáforas tan solo matemáticas universales, le hacia existir donde el sentir no era visible, era palabra, un acorde en todas las lenguas, imperfecto y cruel.

martes, 11 de mayo de 2010

Es muy difícil morirse vivo



Decía Andres Caicedo.

Es más difícil reivindicar a los vivos entre los muertos, digo yo y no tengo crucifijo. Es difícil reconocerles entre la ficción, entre instrucciones de uso para tener carácter, para no quedarse calvo, dolor, vino barato, para no fornicar con el vació y desgastarse, porque desgasta, la bella retórica de lo artificial, de los sueños de bolsillo, de los que provocan carcajadas y no nos hacen ricos.

Sirvo café desde hace dos meses en el Starcucks, es primavera que más da, me dije, un par de euros, soportando mi vestidito verde y las sirenas de codicioso estomago. “Sírveme un capucchino latte que quiero estar mejor alimentada, pero sírvemelo sin que engorde y sírvemelo de tal forma que a mi vecino los globos oculares se le enciendan, porque es negro y no quiero comprarle su vieja revista, ni escucharle respirar, tal vez me entere que el calentamiento ha llegado a Madrid, o que asesinar a mi marido, se ha puesto de moda, aunque eso si podría interesarme” dijo mi primita, fastidiándome la jornada. (10 AM)

13 PM: Abro una lata de sardinas y me las como resolviendo un crucigrama, derramo trocitos sobre los vasos blancos, diré es doble sacarina. Todo esto se debe hacer antes de que lleguen los clientes, porque las reglas son estrictas, siempre una sonrisa y mejor si es en ingles, ya sabes I want you baby drink my coffee mi ardiente coffee. Un discurso político basado en que no vendemos melones, ni sandias, asi que para que preocuparse, vender, vender, como si fuese el nuevo folletín musical para los niños y su primer diente de leche, comprar, comprar.

18 PM: Ha venido a consumir un café simple y una galleta de chocolate una extraña mujer. Retira sus lentes policromados, deja al descubierto un rostro 3 veces más bello que el de la sirena del vasito blanco. La mujer alfabéticamente asesina a mis compañeros, a Arturito, a Camelia, hasta llegar a la I, Iracundo, que por cierto intente ocultar mi nombre con mi mano sudorosa. La mujer sonríe, me apunta con su revólver en la boca, y yo la abro creyendo que quiere jugar a que la engulla. La mujer exclama:

“ahora que ya la has besado, y palpado, puedes decir se acabo, he llegado”

Apuntó a mis riñones y disparó.

La mujer prosiguió a suicidarse. Y es que ella también quería ser alguien especial o completamente desapercibida?

lunes, 10 de mayo de 2010

she -control- me



S nunca perdía el control, al contrario era toda una mujer, tan brutal como deconstructivista fijándose en lo que era real en las otras, y poniéndolas en peligro, con su bullicioso movimiento de mujer inoxidable. S no tenia disgustos, no tenia tatuajes, ni papeles reciclados, por que para ella la palabra era más que una piel, era una intervención , un aleluya!, una frontera entre el ser aniquilada o volverse tridimensional. S domesticaba, me domesticaba, porque no le interesaba el preguntar, con quien mojaba el pijama, si creía en los ovnis, o si alguna vez había desafiado a la gravedad. Con S las 24 horas del día, sentía ganas de matarla, de maldecir su boca, y de arrancarle una a una las falanges de sus manos cuando apagaba el mechero. A S no le gustaban los gatos, pero si hacer el amor mirándose en el retrovisor, y aullando procurando tener los ojos abiertos y que no la babeara. A S no le importaba la condición humana, pero si la ternura, la lagrima, lo torpe, lo pequeño, la leche, los violines. S no te alejes le dije, mientras ella se protegía el pecho, S nos volveremos a ver? Maldijo que le hubiese robado el exfoliante. S no quiero ser independiente, le abrace, S se sintió acosada, es seguro que S sobrevivió, me sobrevivió, no era una de sus necesidades básicas. Porque S, she, she, she, era mi memoria, tirada al desagüe cuando alguien entre ruidos, dijo nosotras, no-somos-otras. Y yo nerviosa, una siniestra caricatura: lo siento, nos conocemos?

lunes, 3 de mayo de 2010

Ella es la más rara



La primera vez que se besaron Ella y Ella, nuevamente creyeron que era la manera que tenían de adaptarse los de su especie. Un sistema de equilibrio en donde se colaban a veces, caricias como si se tratase de mermelada que salía de una lengua que se zambullía. Un sistema que las sostenía y evitaba que siguieran cayendo en el aburrimiento de sus vidas, desenredando hilos de pelo blanco en sus gargantas, por jugar a ser pequeños gatos, con la boca teñida de nubes, que arañaban las cabelleras enmohecidas de insípidas desconocidas, tan experimentales como Laurie Anderson representando a Superman, mientras saltaban pubis sobre pubis y susurraban que la única teoría del caos, era que uno más uno, son uno. Ella Azul, cuando quiso lamer el parpado que parecía estuviese lleno de nitroglicerina de Ella Roja, se percato que Roja no era capaz de tocarle la espalda, de funcionar de polea entre su rostro y el de Ella Azul, mientras sudaban ilusiones, olían a sueños que no entendían y se daban besos al revés. Ella Roja, por su parte reconoció que los dos ojitos de Ella Azul no coincidían, tal vez miraba esta cama que casi siempre estaba desordenada, almacén de viejos vinilos y libros de poesía. Un ojo negro en esta cama, un ojo azul tal vez recordando cuando Ella, la Ex le prometía: siempre sacudiremos de la alfombra los te quiero, para no provocar alergias, para que el silencio no se vuelva bélico. Ella ex, la eterna presente, porque eso si que es sintomático del tu y yo, sólo que yo no puedo hablar de Ex, así que no me preguntes por novena vez que te hable de las que introducían en mi cavidad nasal su olor por las mañanas cuando dormían abrazadas a mi, las que aunque quiera no me permiten mirar hacia atrás y renunciar a un presente que puede ser más apocalíptico, excitante e inmediatamente provoque la mutación del color de mi iris, cuando me doy cuenta que tus pezones se asemejan a cuando la luna es neutralizada por los abrazos del sol, y amanece con una corona de vidrio, de nubes que gotean, y tus manos, tus piernas, en pleno verano, me protegen de las mujeres fugaces.

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