lunes, 10 de mayo de 2010

she -control- me



S nunca perdía el control, al contrario era toda una mujer, tan brutal como deconstructivista fijándose en lo que era real en las otras, y poniéndolas en peligro, con su bullicioso movimiento de mujer inoxidable. S no tenia disgustos, no tenia tatuajes, ni papeles reciclados, por que para ella la palabra era más que una piel, era una intervención , un aleluya!, una frontera entre el ser aniquilada o volverse tridimensional. S domesticaba, me domesticaba, porque no le interesaba el preguntar, con quien mojaba el pijama, si creía en los ovnis, o si alguna vez había desafiado a la gravedad. Con S las 24 horas del día, sentía ganas de matarla, de maldecir su boca, y de arrancarle una a una las falanges de sus manos cuando apagaba el mechero. A S no le gustaban los gatos, pero si hacer el amor mirándose en el retrovisor, y aullando procurando tener los ojos abiertos y que no la babeara. A S no le importaba la condición humana, pero si la ternura, la lagrima, lo torpe, lo pequeño, la leche, los violines. S no te alejes le dije, mientras ella se protegía el pecho, S nos volveremos a ver? Maldijo que le hubiese robado el exfoliante. S no quiero ser independiente, le abrace, S se sintió acosada, es seguro que S sobrevivió, me sobrevivió, no era una de sus necesidades básicas. Porque S, she, she, she, era mi memoria, tirada al desagüe cuando alguien entre ruidos, dijo nosotras, no-somos-otras. Y yo nerviosa, una siniestra caricatura: lo siento, nos conocemos?

1 comentario:

  1. me ha encantado; quizás no era tu intención pero el jugar con la inicial s de she me ha recordado a m de los piratas

    saludos desde el paraiso sureño malagueño

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