La soledad ardía.
Era un auténtico fantasma.
Una forma luminosa, que quemaba desde su centro.
Se escondía junto a los árboles
cuando el amor aún no había nacido.
Le arrancamos su rostro,
ella gritaba pero no sentía dolor,
estaba dentro de un sueño,
nosotros la soñábamos.
Cuanto la odiaba,
cuanto la odiábamos,
(el odio era el miedo
del saber éramos un misterio)
La soledad tenía la forma de una rosa,
cada uno de sus pétalos
se movían empujados por el castigo,
el destino es inocente,
el destino es inocente,
cuéntame un secreto
en forma de te amo.
La soledad era el espejo
que quemaba todo a su paso.
Y tu corazón en mi boca:
se desplomaba y afloraba en mi garganta.
Era el año para crecer.
(había que buscar el encontrarse mejor)
La soledad comenzaba a desaparecer,
mientras tú me enseñabas a ver,
a recordar lo que antes éramos,
una gota, un color, un animal,
un viaje sin terror a la distancia.
Estas cerca.
Estoy cerca de mi mismo.
"Si quieres que algo se junte, debes dejar que primero se separe, si quieres que algo disminuya, debes dejar que primero aumente”
Para mantener las funciones vitales se recomienda desnudarse y perseguir satélites en llamas
jueves, 10 de mayo de 2012
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