Biografia:
Julieta Triangular despertó una mañana sitiendosé algo melancólica y curiosa, tenía hambre de juguetes inmediatos, de pactos secretos, sus labios se entumecían, usualmente se quedaba dormida sosteniendo violentos silencios navegando entre sus sueños. Desde pequeña siempre tuvo un único cómplice, articulando sus alfabetos de sonidos, sus colores, sus mundos de ventanas comunes, en medio de los ojos, en el espacio que sus miradas gobernaban, contemplaban como el miedo a la oscuridad era vencido por el instante en que sus sentidos con exactitud, insaciables, se satisfacían en su totalidad. Eran parte de un mismo cuerpo, dividido en dos, dos verdades que progresivamente sellaban su destino, imaginario: querían manejar la luz, con nitidez necesitar del crear el aquí y el ahora, con pequeñas nubes. Era su hermano, el domador de pájaros despojados de su niñez, no si sabiaís, pero esos tristes, intolerantes seres, acostumbraban engullirse arco iris enteros, masticando cada parte de color, durante la noche, en su estomago neurosis por todas partes, y al cantar, cuantos hombres saludaban a la mañana, con los calcetines mojados, envueltos en lubricantes siluetas negras, pesados, incomunicados. No somos personas, somos personajes, en un mundo que bostezando sangra, que no tiene memoria del dolor, y con repugnancia abraza irradiaciones que pincelan de resentimiento lo que no pueden acumular entre sus brazos. Es verdad que esto tiene la misión de convertirse en una autobiografía, pero para tener los huesos y la carne lista para el sacrificio, durante este texto en proceso, era necesario una introducción. Nací de un par de muslos que esperaban con ansias acariciar mis pupilas, con su fe, con la imprenta de su realidad, de su alma sorprendiéndose de mis primeros alaridos. Nací producto del disparo certero, rompiendo a pedazos otras cerillas que esperaban encenderse, pero no fue así, casados,llenos de balas delgadas, volvieron memorable el compartir una cama, el latir-resurgir.
Mi nombre es transparente, porque por culpa de Peter Pan, lo disequé y le cambié. Viajé por diversos sitios, porque mi cobardía era profeta, y mi padre en la contraportada de mi historia, llegaba a casa arropado en una nueva sorpresa, nos iremos, lo dejaremos todo, y empezar un nuevo misterio desde otra altura, añadió sería todo muy apresurado, recuerdo que creí era un país cubierto de pinguinos. En dicho lugar, pertenecía a otra envoltura, así que en un camino lejano aprendí, como dos personas, dos chicas de 12 años, te pueden hacer deambular con el cuerpo avergonzado por no retenerles, y en vano llegar a casa a lavarte con cloro, de su olor. En esa época me salió una que otra escama. Nuevamente decidí huir, otra escuela, otros rostros, otras montañas perpetuas, no sé bien si fue el tiempo, pero las cosas comenzaron a volverse de plastilina, y con los dedos, apretando los dientes, las modelaba, reconciliándome con lo que creía era y desesperadamente sentía debía cumplir.
Antes de dejar de observar nebulosas, me permití un año entero dedicando mi euforia, a una artillería absorbente de libros de anatomía e histológia, era una balada en la que nos les era necesario mis días observando como los pulmones, se me llenaban de gramos y gramos, flujos y reflujos, de mis palabras animando la intención, de un nuevo discurso, así que abandone la facultad.
Regrese, a mi hogar, sin ningún papel, y con un sentido critico levitando, en nuevas dimensiones, descubrí que tenía una certeza, y me matricule, lavándome la cara antes, en el cine sin recetas. Actualmente las burbujas no me provocan mareo, e intento desde el centro diafragmático, el plexo solar, el centro del corazón, tener la voluntad de inventar mi Thriller Sicológico, el que más me gusta, en el que impuramente hundo mis huellas.
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