Para mantener las funciones vitales se recomienda desnudarse y perseguir satélites en llamas
martes, 29 de junio de 2010
Simona45p3
Los humanos son un desperdicio, un cáncer que quema las calles,
una sustancia violenta, que se aferra a las cañerías,
Son solo cuerpos, membranas con manchas, con sueños,
Condenados a resignarse a escuchar la manera ronca con la que lloran,
sin partirse en dos.
Nosotros los cyborg, yo Simona45p3, si llorásemos,
Nos desgarraríamos como un espejo en la niebla
Pero es que estamos vacios
La soledad nos desborda.
En sus días, los días de los hombres, era necesario el condón, no tenían esperanzas, vivían hundidos en una eterna acumulación de placer,
un placer que ante todo envenenase sus nervios, una sensualidad penitente y oscura, que nunca encontraban en sus semejantes.
Es por ello que decidieron inventarnos a nosotros, los cyborgs, de lujuria continua y silenciosa, expertas maquinas sin genética, capaces de las más inexplicables formas de algo parecido al amor, sin huesos, sin consecuencias.
Insomnes nucleares arañando sus ojos, la nueva parte erógena que descubrieron al crearnos. Algunas mujeres reales prefieren a las cyborgs con la lengua almidonada, como yo, parece ser que el ser humano se estremece con los sabores ácidos, y mis navajas de cristal, devoran a otras mujeres antes de besar, el miedo proporciona un sabor acido en mis encías. Tal parece que lo que más excita a las mujeres reales es intentar no sentir el tic-tac, tic-tac, de lo artificial, el tic-tac, tic-tac, del abandono. Ellas encienden un cigarrillo, y apagan con miedo mi pantalla, programada a las 12, para dar las noticias.
Anoche nadie vio, como ella al encontrar una nueva arruga en su corazón, se suicidó.
Era una de mis clientas favoritas, pero no me preocupo por ello, aun quedan un millón más, retorciéndose en su romanticismo.
domingo, 27 de junio de 2010
Hasta el fondo
Cuando comencé a escribir a obsesionarme con la literatura, apareció y se repitió, en diversos autores, en distintos de mis poetas favoritos, la tradición o tal vez la única lección de amor, acerca del porque se escribe, del porque escribimos. Todos hablaban de cómo se construía, desde Virgina Wolf , su habitación propia y sus femeninas palabras pintadas, pasando por Rilke, hasta Lewis Caroll. Ellos me hablaban de su filosofía de peces ahogándose en los oscuros astros que iluminaban al poema. Otros en cambio hablaban de un sistema imperialista, donde todos estábamos locos ,por hacer del escribir una respuesta que cortase nuestras gargantas, un tajo limpio lleno de pimienta, para que nos abstuviésemos de continuar la búsqueda de la escritura simple. Yo no quiero, porque no me siento preparada, de seducir a mi alma contándole que le escribo a ella, porque aun no sé si le escribo a E, o a aquella que me da la mano, con ese color sucio en sus yemas. Pero no me interesa el porqué escribo, si no con que escribo, a algunos les gusta escribir arrodillándose con una balada de fondo y un boli con tinta amarga, otros prefieren escribir deprisa con reproches y sus venas hinchadas por lo que pudo suceder, a mi me gusta tumbarme sobre cualquier superficie y aguantar, aguantar, hasta que sea ella la que me absorba, porque lo hace, es ella mi tentación y yo la suya, ella con sus grititos, ella con sus mil preguntas, la que en ocasiones se desvanece y no regresa hasta que comienzo un nuevo tratamiento, y nos revolcamos juntas en los tejados y nos es indiferente despertar a los vecinos, por que ella me necesita, no es pura casualidad, si ella quiere mi voz yo se la doy, hasta que se harte de que la llame, y ella me satisface con violencia, me habla de las batallas que debería pelear, mi amiga la que indulgente lacera mi espíritu, la que se acuesta con el silencio, la que no conoce de fronteras, la vigorosa de la revolución, la que me pide mírate al espejo, esto es lo que te ha tocado vivir, la que no cree en la suerte: la sangre contenida o sostenida? la opera oceánica en mis venas, la constante roja presencia que gotea en mi libro.
jueves, 24 de junio de 2010
Palpable
Te quiebras cuando alguien te da la mano, cuando allí sentada te limpian la piel cubriéndola de vidrio. Crujes cuando su corazón es tu espejo, en donde te reflejas, en donde sudorosa te preguntas, sería capaz de engullirme viva si así se lo pidiese? . Cedes tus tendones con la esperanza de que desde el espejo sea capaz de mirarte reventando su boca, poniéndose de rodillas, entumecida por la impaciencia, con comezón en la laringe, mirando que continuas siendo una desconocida a pesar de ser cómplice de cada una de sus fibras.
martes, 22 de junio de 2010
Rociando agua bendita
Ya no le creo nada a tu cuello,
Demasiados mordiscos por los vampiros
De esos que van directo a tu parte fresca, libre de narcóticos
No sé cuantas personas me habían dicho ya
Es su naturaleza, la que se parece al platino
No trates de cambiarla, te puede hacer vomitar
Yo juraba que esa lengua cortada
Era producto de tus ganas de hacer música con el aliento, de nutrir a los gusanos con tus acordes
Que va, simplemente no quieres crecer
Nadie te pide que crezcas en la misma dirección de lo que congela a tus nervios, arrancaste las raíces de tus pesadillas de la almohada, pero siempre persigues inconsciente a alguien que te infecte, que vuelva a tu carne, plástica y convulsiva.
Todo debe crecer, si no quiere permanecer en el hambre misma, inmóvil, llena de ampollas en el costado. Hay que sacar la basura ya sabes, dejar de creer se es insoluble en la soledad, es una lástima, yo quise intentarlo.
lunes, 21 de junio de 2010
Lavado de estómago
domingo, 20 de junio de 2010
Besar en defensa propia
Tu alma descontrolada se quería verter por mi boca
Su objetivo: obligarme a untar mi lengua con tus sueños
Yo, implacable, me prolongaba hasta tu rostro
y como un caudaloso torrente
Me dejaba bifurcar en tus asimétricos latidos
Por cada uno de tus bordes
Quería insinuarte
Que te entiendo
Conozco las paredes con las que proteges a tu jardín
La distancia de la punta de mi lengua hacia la tuya
Me confirma que el que primero bese
Seguirá vivo
Y yo te beso porque al igual que tu, no creo en el destino
creo en los exorcismos
sábado, 19 de junio de 2010
Cartografía del cuerpo
[Desear ya no es suficiente, la noche se desangró en nuestras bocas del frances, Aleman y Ruso al Castellano]
Tu que tienes para apostar? Que estas dispuesta a poner en juego? Dijo Vladimir.
Rosa apostó su cabeza, llena de pensamientos como abejas depositando miel en sus pestañas, cerraba los ojos y se rehusaba a mirarle.
Vladimir en cambio, apostó su columna vertebral, almacén de sus más oscuros instintos, abierta, completamente trozada por sus pequeños accidentes intentando sostener gigantescos bloques simétricos de color: sus paisajes de amor.
Rosa le pidió no se despidiesen y se lanzo inmediatamente a su tráquea intentando detener por ultima vez el: puedo hacerte cosquillas?. Una manera algo violenta de despedirse, pero el sabia que ella como buena amante de Nietzsche no dejaría que un lazo se rompiese sin antes marcarlo con los dientes.
Vladimir sosteniéndole la mano dijo: que comience el juego, si gano yo, me quedo con todas tus ideas, tus credos, tus estrategias, con todas las absurdas palabras en las que crees y te hacen daño. Si ganas tu, te llevas mi armadura, la columna que sostiene la arquitectura que gobierno, en donde soy amo y señor de las fieras, de todos mis impulsos, los que continuamente me llevan a equivocarme, a herir, cuando tengo miedo.
Como podemos ver el juego de Rosa y Vladimir es inversamente proporcional al concepto de felicidad, el ganador sólo se lleva algo del otro, su enfermedad. Técnica muy utilizada en las despedidas y compromisos, uno de los dos resulta más herido que el otro, uno de los dos ama más?
Rosa: Y que pasa si ninguno gana, si es empate.
Vladimir: supongo que yo no me iría.
Rosa: tal vez yo no te dejaría ir
Vladimir: no habría ganador, tendríamos tiempo para aburrirnos el uno del otro
Rosa: Yo nunca he sido aburrida
Vladimir: yo no lo se, nunca me he preguntado lo que podría ser aquí, siempre he sido un extranjero.
Rosa: Yo siempre había sido la que se iba, sabes, la que dejaba al otro con la boca abierta.
Vladimir: siempre hay una primera vez para todo, esta es la primera vez que conozco a una chica de la que podría enamorarme y debo irme
Piedra, papel o Tijera
Ambos se quedan con las manos en la espalda.
Vladimir: eres una cobarde
Rosa: tu también te has quedado inmóvil.
Vladimir: supongo que, porque aquí tu eres la calculadora, quería dejarte ganar
Rosa: Genial, apenas nos conocemos y ya soy para ti eso. Como se nota que no tendríamos futuro
Vladimir: es curioso, desde que he comenzado este viaje, no pienso en otra cosa que en el mañana. Debe ser porque me asustan los barcos fantasmas, los que por error decidieron detenerse, y mira como terminaron
Rosa: Yo no soy ningún naufrago, no te estoy pidiendo me salves
Vladimir: ya lo sé, pero no entiendo porque en estos casos solo es uno el que se debe sacrificar, mientras el otro espera debajo de la sabana, y la luz no se filtra y el duerme tranquilo.
Rosa: ¿Qué quieres que haga?
Vladimir: Cierra los ojos y no preguntes a donde vamos.
Rosa: Esto ya lo he visto antes, huyen los dos, el crimen perfecto, ella descuartizada o terminan los dos prostituyéndose para pagar su nido de amor.
Vladimir: No créeme no es eso, es aún peor.
Ambos caminan hasta el borde de puente, donde se divisa el rio.
Vladimir le desabotona lentamente la camisa a Rosa, ella lo deja. Vladimir, y su índice descienden desde el cuello hasta el pecho de Rosa.
Vladimir: sólo me quedaría si estuvieses dispuesta a asegurarme algo…
Nunca me dejes ser un extranjero en tu corazón…
Rosa: yo lo soy en el, lo que te puedo asegurar
es que si descubro alguna vez que idioma habla, tu serás el primero en saberlo.
jueves, 17 de junio de 2010
Tu silueta
Tu movimiento como el murmullo de un corazón que practica buceo
con sus patitas desnudas, con el vientre erguido contra el cielo.
Tú me pides la bufanda porque tienes frio
Yo te observo niña, mientras la luna sonríe tibia en tus pulmones.
Tocar el piano a dos manos
besarte la punta de la nariz, escribir poemas con tinta azul en los troncos de los arboles
Y sin piedad desmoronarnos sobre el mar
En el torbellino
de un beso que es capaz de abrir la piel
de clavarse en el aire y
cubrirnos de algodón
de un espeso algodón depósito de la ausencia.
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