martes, 15 de marzo de 2011

Inmóvil Simetría


Tenía la belleza de un pájaro manchado de sangre, la belleza de un animal empapado con la saliva de su depredador antes de ser devorado. Cuando la miraba se desprendían de mi garganta gritos, los que M no podía fabricar al no tener boca. Así que llegamos a un trato, yo besaría por ella, yo succionaría por ella, yo pronunciaría las palabras por ella. Una relación simbiótica, una violación frente al espejo, si M lo deseaba. Pero en el fondo sabíamos que el único lenguaje que alcanzaría realmente lo eterno, sería el creado por sus labios, es por eso que comenzó a enseñarme un nuevo vocabulario. Incluía todos los nombres de las personas que me hicieron daño, empleados como verbo y el silencio como adjetivo. Después de unos meses, construí mi primer cuento: tengo un cuchillo. Te amo. Lo clavo en mi ombligo. Te amo. Por fin tienes boca. Te amo. En la bañera la muerte es de agua, tus labios son rojos.

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