domingo, 6 de septiembre de 2009

Del latín monstrum


Me levante, insubordinarme con las sábanas, con aquella extraña noche y su aroma apacible. Y con frió, descalza, escalón, tras escalón, con claridad divise la puerta. Secretamente las sensaciones se colgaban desde afuera, se imponían a la pereza, al razonamiento, al continuar intentando ocultarme, en mi cama, protegida del caer al suelo. Evidenciando el que fui seducida por una pesadilla, por la inmensidad desquiciada, y eso que había rezado, más de 3 veces, para que mi mente buscara la luz en la noche, se acercara lo suficiente a mi corazón, y juntos intensos, como fósforos en una pelea entrecortada de oxígeno, se quedaran dormidos, abrazados, creciendo su llamita.

Eran las 5 de la mañana, camine, el viento ladeaba mis pestañas, mientras mis pies reconocían la voluntad de mi cuerpo, untándose de viejas parpadeantes luces de farol. Y la gente, llena de humo y alcohol, ni se percataban de mi presencia, de mi lugar en su ciudad perdida. Entonces ocurrió, te vi, venias sacudiéndote, vomitaste sonriente al lado de tu compañero, y reconociéndome supongo, de la noche anterior, te acercaste sujetándome del cuello.

Hablamos, algo, nada para la posteridad, tu con tus acostumbrados asuntos con el alcohol, yo con mis ojeras, con el sueño sucio, debajo de esa luz opaca. Te he dicho, que nos fuéramos a casa, pero te pusiste a gritar, a besar al que te protegía esta nueva noche. Me dio la impresión de que a pesar de que continuara, no ibas a hacerme caso. Es duro, la costumbre, ha conseguido que ahora incluso, te haya rogado. Hoy salì a buscarte, te extrañaba. En realidad, que voy a hacer sin mi pequeño monstruo doméstico, que vive debajo de mi cama, debajo de mis lagrimas, debajo de mi piel. Que voy a hacer, sin mi monstruito de papel, que no me juzga por no ser un príncipe, que lo sujeta como un trasbordador y lo lleva a un mar con sus sueños recién lavados. Me quieres, a tu manera, sin compromiso y cotidianidad, claro. No lo sé, creo que me vendría bien, otro de tres cabezas, pero a tiempo completo, a uno, al que le pueda contar como torturo a los latidos, con violentas minuciosas mentiras, para que me quieras. Creo que hacíamos un bonito contraste, la eterna miedosa envuelta con 200 voltios plateados, para evitar que alguna princesa, descansara en mi cama. Y tu el centellante valiente depredador. Llamativa presentación, no crees?

Bueno al menos dile, a tu nuevo dueño, que mi cama esta disponible, que acepto, los chirridos, las arrugas, que lance fuego, que escupa paja, pero que no encienda la luz y me bese, y que yo crea al menos, que no quiere, hoy asustar, ni morder, a otra confiada, que lo invita a su casa.

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