domingo, 16 de agosto de 2009

Temporadas. Habitaciones separadas. Cada instante.

Conversaciones con el ordenador, falsas preguntas, líneas, más líneas, porque quiero romperme la memoria, hacer paquetes en la penumbra con los recuerdos y encenderlos. Volverme indiferente. Sintiéndome cada vez màs asustada de mi propia velocidad. Sodomizar a los sentimientos, someterlos a las más fascinantes torturas con agua ras, con la mano ligera, encontrando los detalles donde la soledad tiene ese agujero indefinido, donde tu voz se intensifica, tus pupilas hambrientas mastican mis inflexiones, mi ser desintegrado, lo que me importa, a lo que derivo.

Caminar con los pasos atados, un suelo desierto, con la garganta llena de ausencias, de alcohol, de vértigo, de criaturas no nacidas informándome, que es bastante difícil, continuar así. La sangre la ha comprado otra. Encolerizado el cuerpo, ya no reacciona. El llanto de azufre, las articulaciones abiertas, ridículas, prolongando la distancia que adormece.

En una torre de marfil, acompañada de mis constantes guardias, juego a observar, el cemento, el aceite en los dedos, nada especial. Una próxima impotencia. Soy tu nuevo fantasma? Porque no me respondes? Déjame inmolarme con cristales, por el dolor, por la lucidez, para vencer a esas lejisimas sensaciones en eco. Para guarecerme dentro de mí propio incendio.

A veces creo que serias capaz de ahogarnos en la mitad de un beso, con esa boca tuya y su estruendo al pronunciar mi nombre, como título cotidiano, de un personaje que se extingue.

Debo fingir? que debo decir? forzarme al contacto? aún sientes ganas de acariciar mis infiernos? de morder mi laberinto?

Respiro en tu nuca, te tengo en cama, pero no se que hacer, terminan los mapas, pero me pierdo. Acelero las reacciones, sòlo quiero que termine, sin dejarme inválida, alejada de nuevas fantasías, enormes verbos sin rostro.

No nos necesitamos, pero solo déjame quedarme otra hora abrazada a ti. Déjame abrir los cajones de tu habitación blanca y dejar escapar a todas esas canciones, a tus tristezas, a las escaleras que me llevan a tu olor enrojecido.

Quien eres, quien te crees que eres, para mirarme así? Quisiera gritar!!!!!!

Estoy amputando una a una, las ofrendas sin ningún mensaje, el tacto reluciente, la saliva agria en los baños, decenas de ellos, donde creí, las dimensiones ingenuas descubrían un compañero, recién salido del laboratorio de las ilusiones (como filo de un cuchillo)

Debo esperarte? Porque ha cambiado la pregunta? Es grave, antes me decía convulsiva, busca, busca. La tarea insaciable. Nada pasa.

Ahora espero? A que? A una nueva cita? A que me digas:

Has encontrado las piezas pequeñas del rompecabezas, ahora tiene un rostro. No estoy segura por donde empezar, Mmm, Mmm jugamos juntas?

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